domingo, 1 de mayo de 2011

LA MAMA MAS "MALA" DEL MUNDO.


“Yo tuve la mamá más mala del mundo”
Mientras los otros niños no tenían que desayunar, yo tenía que comer cereal, huevos y pan tostado.
Cuando los demás tomaban refresco gaseoso y dulces para el almuerzo, yo tenía que comer emparedados.
Mi madre siempre insistía en saber en donde estábamos.
Parecía que estábamos encarcelados.
Tenía que saber quiénes eran nuestros amigos y lo que estábamos haciendo.
Insistía en que: si decíamos que íbamos a tardar una hora, solamente nos tardáramos u-n-a hora.
Me da vergüenza admitirlo, pero hasta tuvo el descaro de romper la ley contra el trabajo de menores.
Hizo que laváramos trastes, tendiéramos camas, que aprendiéramos a cocinar y muchas cosas igualmente crueles.
Creo que se quedaba despierta en la noche pensando en las cosas que podría obligarnos a hacer.
Siempre insistía que dijéramos la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Para cuando llegamos a la adolescencia ya fue más sabia y nuestras vidas se hicieron menos terribles.
Nadie podía tocar el claxon para que saliéramos corriendo. Nos avergonzaba hasta el extremo, obligando a nuestros amigos a llegar a la puerta para preguntar por nosotros.
Mi madre fue un fracaso completo.
¿Y a quien debemos culpar de nuestro terrible futuro?
Tienen razón, a nuestra madre.
Vean de todo lo que nos hemos perdido.
Nunca hemos podido participar en una demostración de actos de violencia y miles de cosas que hicieron nuestros amigos.
Ello nos hizo convertirnos en adultos educados y honestos.
Usando esto como marco. Estoy tratando de educar a mis hijos de la misma manera.
Verán, doy gracias a Dios:
Por haberme dado la “Mamá más mala del mundo”.

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