martes, 22 de marzo de 2011

EL OTOÑO DE MI VIDA.


Hoy como ayer recuerdo con claridad mi infancia, cuando nos reuníamos todos los amigos del barrio para ir a pasear en bicicleta al rio o al "turacachi". También nos gustaba jugar a los trompos y canicas hasta que anochecia. Cuando íbamos al rancho de mi padre como nos divertíamos yendo de cacería, jineteando becerros y sobre todo, en las oscuras noches, sentados alrededor de una fogata, escuchando las historias que contaban los vaqueros.

Era agradable cuando venían los primos, jugando como locos y mojándonos en aquellos aguaceros veraniegos que parecían no tener fin, y por las mañanas, saborear el almuerzo que nos hacia mí adorada tía Hilda Luz, siempre tan dulce, tan tranquila, tan llena de amor para todos sus sobrinos, nunca la voy a olvidar... Son tantos los recuerdos... La alegría tan grande de ver a mis primos llegar.

Hoy ha pasado tanto tiempo... Llegó la primavera a mi vida y la dejé pasar tan rápido que no supe dónde quedó... Y así llegó el verano, un poco más tranquilo, dándome la oportunidad de retomar mi vida, y creer de nuevo en un mundo diferente, y que valía la pena todo lo que me ofrecía. Hoy, al principio del otoño de mi vida, cuando pienso en todo eso y en las personas que tanto amé y que ahora no están conmigo, siento una enorme tristeza, y una desolación tan grande, como que me han arrancado pedazos de mi vida, como que los fragmentos y piezas que formaron mi vida y la de los que me rodearon se han esparcido por alguna parte, y no es posible juntarlos y recuperarlos, y las imágenes que guardo de aquellos que fueron mi fuerza y mi dulzura, se están colando también por los rincones del olvido.....

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